lunes, 13 de octubre de 2008

:: Síntoma y cultura. Pérdida de los ideales tradicionales.


CELESTE BESSO

…el ser humano se vuelve neurótico porque no puede soportar la medida de frustración que la sociedad le impone en aras de sus ideales culturales…suprimir esas exigencias o disminuirlas en mucho significaría un regreso a posibilidades de dicha…

Sigmund Freud.




El trabajo de nuestro cartel fue acerca de lo normal y lo patológico, fue a partir de algunas lecturas y de reuniones que pudimos llegar a plantear algunos interrogantes, como ejemplo qué es precisamente lo que determina el límite entre ambos conceptos, o bien, hasta qué punto llega la cultura, la sociedad o la ciencia misma a mostrarnos qué es el concepto de NORMALIDAD.

Fue a partir de este interrogante, el que está referenciado continuamente a lo NORMAL, que a mi me llevó a cuestionarme acerca de qué es lo que hoy nuestra sociedad plantea como “ideal” por alcanzar, fue por eso que escogí el punto del programas que hace referencia al síntoma y cultura, y ver de qué modo poder relacionarlo con nuestros ideales tradicionales, ideales postmodernos, o aquellos ideales que se han perdidos, en pos de la aparición de “nuevos”, que vengan a ocupar lugares, a llenarlos a taparlos, evitando la responsabilidad de hacernos cargo de nosotros mismos…

La cuestión de los ideales “perdidos” en la sociedad y de la influencia de la ciencia en ellos fue el tema que principalmente me gustaría de alguna manera desarrollar, fue por eso que tal vez mi bibliografía no responde directamente a la planteada por la cátedra, ya que para responder a lo que a mi me interesó tuve que apelar a otro material para ampliar lo ya planteado.

La cuestión se basa fundamentalmente en cuál es el ideal que queremos alcanzar, o bien, debemos pensar si se han trastocado los ideales; es sólo un cuerpo perfecto lo que queremos alcanzar?, un cuerpo al que ninguna belleza le falte? Un cuerpo que reúna lo “mejor”, las mejores partes? un cuerpo librado de todo tipo de angustia, malestar, pesar? Parece que algo se ha perdido en la tradición de nuestros ideales, algo ha sido modificado, es otra “cosa” la que se quiere alcanzar, parece que ya no se trata de vestirnos, de lucir un buen vestido…mas que vestir, de tapar y a su vez mostrar, lo que somos? Lo que queremos ser? Eso no lo sabemos; lo que si aparece como nuevo es que pareciera que es otra la cuestión de lo que se quiere alcanzar, parece que ya nada nos colma, será que la frase “te quejás de llena” cobre realmente significado, no será que por estar “llenos” nos ahogamos de lo que nos damos de comer?

…Todo ángel es terrible en esta obligación de gozar, liberada de pasado y privada de futuro. Solamente es preciso que seas tu cuerpo, aunque éste sufra; tu pensamiento no importa: gozá! Cuando los ideales tradicionales se desmoronan, el propio cuerpo se vuelve el ideal, el cuerpo mezclado con todas salsas (genética, neuronal, hormonal) se vuelve causa de él mismo…

Pommier nos dice “(…) cuando los ideales tradicionales se desmoronan el propio cuerpo se vuelve el ideal (…)”la cuestión no sería tal vez plantear la pérdida de los ideales, sino pensarlo como sustitutos, como ideales ocultos, corridos de su lugar; por otros, tal vez contrarios, tal vez opuestos; que vengan a darnos otra sensación y que adquieren inevitablemente otra significación. Pues, lo novedoso de tal cuestión, es cómo los seres humanos tomamos esto; tal vez a estas cuestiones nos acercamos cuando decimos que algo es “normal” o no lo es…

La posmodernidad, en lugar de hacer desaparecer los ideales, los reprime. El ideal se volvió inconsciente y funciona a espaldas de los que le rinden pleitesía. Agazapado en los cálculos, se vuelve temible, porque impone una creencia desprovista de acto de fe.
Es simple: si todo está determinado, si cada efecto es el resultado de una causa el sujeto ya no es responsable de nada. Si todo responde a un cálculo, el sujeto rechazará que las causas de sus tribulaciones sean la sociedad o la familia. La inocencia deshace de este modo, poco a poco, el lazo social. La inocencia mata…

Una enorme operación de represión de la culpa se lleva a cabo de esta manera.
La ciencia objetiva de manera perfecta el yo ideal, ese cuerpo angélico con el que sueña; y gracias a este mecanismo perfecto se protege del ideal del yo, de esa instancia paterna que pretende que el cuerpo no se confunda consigo mismo, que es inadecuado para sus límites orgánicos, que su existencia depende de la mirada del prójimo, que la diferencia del cuerpo consigo mismo lo hace masculino o femenino…toda demostración científica prueba la materialidad del cuerpo; este deja de ser ese misterio que el fantasma y los mitos hacían intocable: vuelve al rango de una pura materialidad, técnicamente demostrable. No es más que una máquina, un poco más compleja que las que ya se saben fabricar. Deja de ser una excepción en el orden del universo, su exilio se interrumpe, no es otra cosa que un objeto. Como el universo, se pesa y se mide.
Con respecto a esto E.Galende dice “…el sufrimiento colectivo, en el que Freud pensaba, va tomando hoy la forma de estupor silencioso: formas groseras de narcotización o mas sutiles y silenciosas. Aunque no menos perniciosas, de las pequeñas adicciones que van embotando nuestra sensibilidad frente a los estímulos agradables o desagradables; la pérdida de las relaciones de amor por descrédito general de su posibilidad: la libertad, incluida la sexual, amasada de soledad y aislamiento…la lucha con el cuerpo y la muerte se han hecho también lucha técnica, información, porcentajes…la vida social, sus instituciones, nos han anonimizado. El sujeto se ha interpuesto cada vez más intermediarios e intermediaciones entre él y la gestión de su vida, que ya no le pertenece enteramente, ni aun cuando frente al medico desee su muerte…la división entre el poder anónimo y la masa es uno de los rasgos mayores de la sociedad tecnologizada de hoy…la medicina actual busca lo patológico en el signo biológico, para lo cual necesita excluir al sujeto, tanto como la psicología, buscando al hombre en los signos del lenguaje, reintroduce toda la problemática de la subjetividad. El forzamiento de los encuentros entre ambas disciplinas, tras el ideal de un hombre unificado, se ha constituido en el síntoma de un desencuentro estructural…lo biológico es un orden sabio, se gobierna con información, el gen nos hace cuerpo, el instinto destino. Gran parte de las enfermedades actuales son leídas como fallas en los sistemas de información que regulan en funcionamiento equilibrado de los órganos…

Esta obligación de gozar en el momento no significa vivir en la abundancia y la felicidad, o que reine la paz. Para nada: hay que gozar enseguida, incluso de la desgracia: es lo que ves en los medios de comunicación para que lo aproveches bien. Hay que gozar sin escapatoria. Si se podría gozar con esto: no tendríamos más sueño, la vida estaría ahí, plena.
Podemos decir que lo que está en declinación es el ideal moderno, pero de el proyecto de la modernidad. La posmodernidad no consiste en otra cosa que llevar el proyecto de la modernidad hasta sus últimas consecuencias, pero despojado de todo ideal “humanístico”.

La lógica del consumo ha arribado y ha avasallado hasta con los ideales de las personas, es algo que no debería pasar frente a nuestros ojos sin verlo…la sustitución de ideales tradicionales fueron puestos a trueque por el AQUÍ Y AHORA…o tal vez lo que se quiera ocultar sea la responsabilidad de actos que nos son propios, de ocultar nuestros síntomas…

No será que esta nueva lógica del consumo nos ayude a poner en práctica el ejercicio de MIRAR HACIA OTRO LADO cuando es hora de ver por qué nos ocurren ciertas cosas, no será que depositar la etiología, la raíz de de cuestiones tan nuestras en objetos externos nos deje tan conformes que ya no promueva a la posibilidad de cuestionarnos, de ser RESPONSABLES, de TENER que ver con nosotros mismos?”(…)si el mismo hombre ingiere con la misma regularidad ansiolíticos con prescripción medica, ignorará cualquier culpa consciente al pasar de una droga relativamente ilegal a una droga legal. Esta culpa desaparece ya que el medicamento desubjetiviza la causa, éste significa implícitamente un desorden orgánico y no moral. El resultado será una creencia: que se trata de un disfuncionamiento neurológico o genético. El fantasma de la organicidad funciona como una religión que se ignora a sí misma (…)

No sería más lógico pensar que algo que ocurre a nuestro cuerpo es más probable que sea efecto, producto o llamada de auxilio de nosotros mismos, de algo que nos habla desde adentro y que también parece ser más cómodo HACER OÍDOS SORDOS sobre aquello que nos aqueja?”(…) La mayoría de mis sufrimientos físicos pueden calmarse y mi dolor moral puede drogarse; puedo ignorar casi por completo el duelo, y las desgracias de los demás no se diferencian demasiado de las ficciones con las que me ceban los medios de comunicación (...)”

Lacan nos enseña, que el discurso amo es una ley que pone fuera un ser de goce, el discurso capitalista no sólo lo reintegra sino que lo convoca permanentemente, lo cual no deja de tener importantes consecuencias para el sujeto




↓ $ S2 ↓
S1 a

Aquí no hay nada que separe el goce, no está la barrera que dejaría al goce como lo segregado en la estructura, como el desecho. Todo lo contrario, como lo plantea B. Lecouer…esto da perfectamente cuenta de la mecánica del consumo en el capitalismo que instaura un régimen del todo vale a partir del momento que toma lugar en el circuito ya sea que se trate de objetos como hombres.

Tal vez la pregunta que deberíamos hacernos es que si es óptimo pensar que la ciencia se sostiene (o nos sostiene) en la promesa, la ilusión de “aquello” que va a venir a completarnos, a llenarnos, a taparnos; o mas bien, debería horrorizarnos la posibilidad de que pueda llegar a existir “aquello” que venga a completar lo que es necesario de no ser completo, que venga a llenar lo que “debe” de estar vacío, que venga a tapar nuestro agujero que permite nuestra existencia, la existencia de nuestro DESEO. Pues, si “aquello” toma consistencia… ¿no vendría a responder “aquella” pregunta que nos posibilita seguir en la vida , esa pregunta que no cesa de preguntar; no vendría a responder, o mejor dicho, a invalidar…¿PARA QUÉ ESTAMOS VIVOS? O… ¿A QUÉ VINIMOS A LA VIDA?... ¿no será que vivir se trate en realidad de responder a estas preguntas?; ¿no será que llegar a responderlas vendría a inhibir hasta el último de nuestros síntomas, síntomas aquellos que motorizan estas preguntas?; ¿no será que realmente el vivir cuestionando el motivo de nuestra existencia sea tal vez la manera que hemos hallado de vivir, y que el hallar su respuesta sería cancelar el motivo mismo de la vida?
Bibliografía


· Seminario de Jacques Lacan-libro 17 - “El reverso del psicoanálisis” (producción de los cuatro discursos)
· Mario Perniola: “Entre vestido y desnudo”.
· Gérard Pommier: “Los cuerpos angélicos de la posmodernidad”.
· L. Mandel: “El capitalismo tardío”.
· Bernard Lecouer: “La toxicomanía en el discurso del capitalista (el sujeto frente a los productos del discurso)”.
· Emiliano Galende: “ Psicoanálisis y salud mental”.

















































1 comentario:

Nadia dijo...

Hola Cele: me encanto tu producción, felicitaciones!
Gracias...